sábado , 20 abril 2024

El Papa rechaza ordenar sacerdotes a hombres casados

Luego de meses de debates y controversias internas en la Iglesia católica, el papa Francisco rechazó la posibilidad de ordenar a hombres casados para acabar con la escasez de sacerdotes sobre todo en las zonas más remotas del planeta.

Se esperaba este miércoles una palabra final de Francisco sobre este asunto en la exhortación sobre el Sínodo de la Amazonía, después de que los obispos de la región aprobaron en esa asamblea celebrada en octubre la propuesta de poder ordenar sacerdotes a hombres casados y reconocidos por su comunidad para permitir celebrar la eucaristía.

La palabra pasaba así a Francisco, que siempre se ha mostrado contrario a abolir el celibato y que en esta ocasión tampoco ha cambiado idea y ni si quiera lo ha mencionado en su documento «Querida Amazonía» publicado este miércoles.

Una puerta cerrada a la ordenación de hombres casados

Los obispos de las regiones amazónicas que participaron en el Sínodo habían aprobado la propuesta de poder ordenar sacerdotes a hombres casados y reconocidos por su comunidad para poder celebrar la eucaristía en los puntos más inaccesibles.

Sin embargo, Francisco, aun reconociendo que es necesario que la eucaristía llegue a estos lugares, se limitó a pedir que se rece para que crezcan las vocaciones y que se envíen más misioneros a estas zonas.

Ni una palabra de esta propuesta.

El Papa ya había adelantado este martes a un grupo de obispos estadounidenses que quedarían decepcionados.

En el documento final aprobado por una mayoría de dos tercios, la asamblea de los obispos proponía que se pueda celebrar la eucaristía en las zonas más remotas de la Amazonía, ordenar sacerdotes a hombres idóneos y reconocidos de la comunidad que tengan un diaconado fecundo y reciban una formación adecuada para el presbiterado, pudiendo tener familia legítimamente constituida y estable.

Sin embargo, Francisco ni si quiera menciona esta posibilidad. Se limitó a exhortar a todos los obispos a promover la oración por las vocaciones sacerdotales y a ser más generosos.

Francisco propone que existan más diáconos permanentes y que junto con las religiosas y los mismos laicos asuman responsabilidades importantes para el crecimiento de las comunidades amazónicas.

El tema de la ordenación de hombres casados para garantizar la eucaristía en las zonas más remotas fue el más controvertido de ese Sínodo.

Algunos obispos latinoamericanos lo veían como una necesidad, mientras que la parte más conservadora de la Iglesia lo rechazaba totalmente.

Justo hace un par de semanas se publicaba un libro escrito entre el Papa emérito Benedicto XVI y el prefecto del Culto Divino, el cardenal Robert Sarah, en el que se defendía el celibato y que se interpretó como una posible injerencia a la decisión que Francisco debía tomar en su exhortación. Pero la decisión ya parecía tomada.

En un artículo publicado por el director editorial de la comunicación del Vaticano, Andrea Tornielli, se asegura que Francisco decidió responder no previendo cambios o nuevas posibilidades de excepciones a las ya previstas por la disciplina eclesiástica vigente, sino pidiendo volver a empezar desde lo esencial.

Aunque en su editorial explica que la ordenación de hombres casados es una cuestión que ha sido discutida durante mucho tiempo y puede serlo aun en el futuro.

Más funciones a las mujeres, pero un no a las diaconisas

En el Sínodo sobre la región amazónica también se pidió una mayor participación de las mujeres en la Iglesia.

Se exhortó, además, a estudiar la creación de diaconisas, mujeres que pueden suministrar sacramentos, y cuya figura existió en la Iglesia primitiva y desapareció con el paso del tiempo.

Pero Francisco tampoco lo acepta en este documento. Lo justifica afirmando que es reductivo pensar que se otorgaría a las mujeres un estatus y una participación mayor en la Iglesia solo si se les diera acceso al orden sagrado.

«Pero esta mirada en realidad limitaría las perspectivas, nos orientaría a ‘clericalizar’ a las mujeres; disminuiría el gran valor de lo que ellas ya han dado y provocaría sutilmente un empobrecimiento de su aporte indispensable», explica el Papa argentino.

Francisco sí exhorta a estimular el surgimiento de otros servicios y carismas femeninos que respondan a las necesidades específicas de los pueblos amazónicos en este momento histórico, pero que no requieran la ordenación.

Una misa indígena

El Sínodo también pidió, en otro de los puntos más polémicos, estudiar un rito amazónico en las celebraciones para dar una respuesta a la petición de las comunidades y en el que se incluyan sus tradiciones y símbolos.

Ante ello, Francisco sí aceptó recoger en la liturgia muchos elementos propios de la experiencia de los indígenas en su íntimo contacto con la naturaleza.

Además de estimular expresiones autóctonas en cantos, danzas, ritos, gestos y símbolos.

«Ya en el Concilio Vaticano II se había pedido este esfuerzo de inculturación de la liturgia en los pueblos indígenas, pero han pasado más de 50 años y hemos avanzado poco en esta línea», recordó.